jueves, 20 de junio de 2013

Tippi Degré, la niña de la selva

Ayer estaba paseando por internet, cuando descubrí la historia de esta nena (ahora mujer) llamada Tippi Degré.
Les cuento brevemente. Sus padres eran fotógrafos y fueron a instalarse a África. La nena nació allí, más precisamente en Namibia.
Se crió rodeada de animales salvajes a los que llamó sus amigos. Más tarde volvió a Francia, el país natal de sus padre, donde tuvo una trabajosa adaptación a su nueva vida.

Al ver las imágenes de esta nena me sorpendí mucho. Me hizo recordar a mi propia infancia, en los montes de la provincia de Misiones, donde mi abuelo tenía una chacra, y mi familia y yo íbamos todo el tiempo.
La casa de madera, las letrinas, las arañas pollito, las víboras peligrosas, los murciélagos que entraban a la casa por la noche y los gritos desesperados de mamá.
Me acordé de la naturaleza en su máxima expresión, de la aventura que significó para mí estar ahí.
Después me vi a mí misma, ahora, sentada en la oficina. Frente a la computadora y con los postigos de la ventana cerrados, porque la luz molesta en las pantallas. 
Qué contraste entre las dos imágenes!

Y así como hiciera en el primer momento en el que me hice vegana, cuestioné mi situación. Tengo suerte, trabajo "de lo que quiero". Generalmente no paso apuros económicos.
Pero todo este progreso, significó realmente para mí un progreso? Tengo 25 años y me duele la espalda como a mi abuela. No veo nada sin lentes (cosa que antes de trabajar no era así), pierdo todo el precioso día a oscuras.
Me pregunto cómo se sintió Tippi cuando la extirparon de la selva de verdad para insertarla en la selva de cemento.
Y también me pregunto si todo este progreso no nos alejó en realidad de lo esencial, de lo que nos hace humanos. Incluso de nuestros propios cuerpos.



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